Como la primera mujer titular de Defensa, también llegaron otros
«golpes de efecto». Algunos menos políticos, como el hecho de ser la primera ministra embarazada en el ejercicio de su cargo, o la primera ministra que viste uniforme de camuflaje. Algunos de corte político, como lograr ser la candidata más votada en Cataluña y la ministra más valorada en las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Pero, a la luz mediática, desde que fue nombrada ministra de Defensa no había permitido, hasta ayer en la base naval de Rota (Cádiz), ni una pregunta por parte de los periodistas.Ni una pregunta, hasta ayer
La ministra vive sus momentos más delicados desde que ocupara este cargo y se enfrenta a las críticas, antes adyacentes de cómo puede encargarse a una pacifista consumada que se ponga al frente del Ejército, o algunas de sesgo machista de cómo puede ponerse a una mujer en este sillón ministerial. Mientras esto sucede, Zapatero no ha salido a silenciar las acusaciones, dando una consigna a todos los representantes del PSOE para que digan, ante los micrófonos, que
«todo el Gobierno conocía la decisión» anunciada por Chacón, y dejando que el resto de las explicaciones las ofrezca su hasta hoy «niña» y hasta la que, es «vox populi» en los fueros del PSOE, él mismo postula como su sucesora al frente del partido del Ejecutivo inmerso en la crisis. Ayer, Chacón habló en Rota y hoy previsiblemente en el Senado. Su partido ha rechazado la comparecencia urgente esta semana del presidente del Ejecutivo en el Congreso de los Diputados.
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